lunes, 30 de abril de 2012

Sharon Olds

Poema al padre

De pronto te imaginé
de niño en aquella casa, habitaciones oscuras
y cálida chimenea con el hombre enfrente
callado. Te movías a través del grávido aire
con tu corpórea belleza, un chico de siete años,
indefenso, avispado, hubo cosas que el hombre
hizo cerca de ti, era tu padre,
el molde con el que fuiste creado. Abajo en el
sótano, los barriles de dulces manzanas,
cogidas del árbol en su momento álgido, se pudrieron
y descompusieron y por delante de la puerta del
sótano el arroyo corría y corría, y algo
no te fue dado, o algo te fue
robado, algo con lo que naciste, y hoy
incluso a tus 30 y 40 años te llevas
la oleosa medicina a tus labios
cada noche, ponzoña para ayudarte
a caer inconsciente. Siempre pensé que
la clave fue lo que nos hiciste
de adulto pero luego recordé a aquel niño
siendo moldeado frente al fuego, los
diminutos huesos de su alma
retorcidos y fracturados, los pequeños
tendones sujetando el corazón
partidos en dos. Y lo que ellos te hicieron
tú no me lo hiciste. Cuando ahora te amo,
me gusta pensar que estoy dando mi amor
directamente a ese chico de la habitación tórrida
como si ese amor pudiese alcanzarlo a tiempo.




Sharon Olds (San Francisco, 1942) es una de las poetas contemporáneas más leídas en los Estados Unidos. Su poesía, de sabor confesional y prosaico, ofrece temáticas del amor y la maternidad con una actitud y visión poco frecuentadas en la poesía norteamericana. Entre sus libros que se destacan, Satan says (1980), recibió el premio de inauguración del San Francisco Poetry Center; así mismo, su segundo libro publicado, The dead and the living (1984), fue galardonado por la Academia de Poetas Norteamericanos. Otros de sus poemarios son The gold cell (1987), The father (1992), y The wellspring (1996).

Poeta leída por Victoria Schcolnik en el Segundo Festival de Poesía en la Escuela. 

Leopoldo María Panero

 
 
Ars Magna
de
"Poesía" 1970 - 1985
 
Qué es la magia, preguntas
en una habitación a oscuras.
Qué es la nada, preguntas,
saliendo de la habitación.
Y qué es un hombre saliendo de la nada
y volviendo solo a la habitación.


 Dedicatoria
De "Last River Together" 1980

Más allá de donde
aún se esconde la vida, queda
un reino, queda cultivar
como un rey su agonía,
hacer florecer como un reino
la sucia flor de la agonía:
yo que todo lo prostituí, aún puedo
prostituir mi muerte y hacer
de mi cadáver el último poema.
 
Leopoldo María Panero. Poeta, narrador y ensayista español nacido en Madrid en 1948. Hijo del poeta Leopoldo Panero y hermano de Juan Luis Panero, también poeta, mostró desde muy pequeño su interés por la poesía. A los dieciséis años, fascinado por la izquierda radical, ingresó al entonces prohibido Partido Comunista,  cuya militancia  le valió su primera estancia en prisión. Inició su carrera como poeta de la mano del maestro Pere Gimferrer; sin embargo, su vida fue trastornada por el alcoholismo, la depresión y dos intentos de suicidio antes de cumplir los veintiún años. La esquizofrenia lo mantiene internado por voluntad propia en un pabellón psiquiátrico, donde mantiene vivo su interés por la literatura. Autor de una importante obra, es considerado como uno de los poetas más importantes de España. Su primer libro, «Por el camino de Swan» en 1968,  fue el inicio de una cadena de publicaciones, entre las que vale la pena  destacar «Así se fundó Carnaby Street» 1970,  «En Teoría» 1973,  «Narciso en el acorde último de las flautas» 1979, «Dioscuros» 1982, «Poemas del manicomio de Mondragón» 1987 y «Heroína y otros poemas» 1992.
 
Poeta leído por Marcelo Carnero en el Segundo Festival de Poesía en la Escuela. 

José Watanabe

 


Poema del inocente  
De El huso de la palabra
 
Bien voluntarioso es el sol
en los arenales de Chicama.
Anuda, pues, las cuatro puntas del pañuelo sobre tu cabeza
y anda tras la lagartija inútil
entre esos árboles ya muertos por la sollama.
De delicadezas, la del sol la más cruel
que consume árboles y lagartijas respetando su cáscara.
Fija en tu memoria esa enseñanza del paisaje,
y esta otra:
de cuando acercaste al árbol reseco un fosforito trivial
y ardió demasiado súbito y desmedido
como si fuera de pólvora.
No te culpes, quién iba a calcular tamaño estropicio!
Y acepta: el fuego ya estaba allí,
tenso y contenido bajo la corteza,
esperando tu gesto trivial, tu mataperrada.
Recuerda, pues, ese repentino estrago (su intraducible belleza)
sin arrepentimientos
porque fuiste tú, pero tampoco.
Así
en todo.


José Watanabe, nació en Perú en 1945 y falleció en 2007. Su formación fue esencialmente autodidacta y no sólo se desarrolló como poeta sino también como guionista de cine, documentales, y estuvo muy involucrado en el medio televisivo. 
Gracias a sus vivencias e íntima forma de escribir gana en 1970 el primer premio del concurso Joven Poeta del Perú con el poemario Álbum de Familia.
Su producción literaria abarca tres géneros: la narración, el teatro y la poesía. Así ha publicado: Álbum de familia (Lima, 1971), El huso de la palabra (Lima, 1989), Historia natural (Lima, 1994) , Path trough the canefields (Londres, 1997, antología de su obra poética), Cosas del cuerpo (Lima, 1999), Antígona (Lima, 2000, versión libre de la tragedia de Sófocles), El guardián del hielo (2000, antología de su obra poética), Habitó entre nosotros (Lima, 2002), Elogio del refrenamiento (Sevilla, 2003, antología), Lo que queda (Monte Ávila, Caracas, 2005, antología), La piedra alada (Pre-Textos, Valencia, 2005-Peisa, Lima, 2005), Banderas detrás de la niebla (Pre-Textos, Valencia, 2006-Peisa, Lima, 2006).

Poeta leído por Clara Vasco en el Segundo Festival de Poesía en la Escuela.

Roberta Iannamico

Un recuerdo

Me acuerdo
era muy joven
tal vez adolescente
y estaría enamorada
lo se por algo que recuerdo
que ese día sentía
con el mundo en general
íbamos a pintar algo
en una pared
y yo me puse una camisa larga
de mi hermano
me hice una colita
y tomé un colectivo
o tal vez fui caminando
pero había demasiada luz
primaveral
y estaban rojos
mis cachetes
y no me acuerdo más
sólo esa camisa
ese sol
y algo como de libertad
o amor.

Roberta Iannamico (Bahía Blanca, 1972) vive en Villa Ventana y es una reconocida poeta. Autora de libros como: Mamushkas; El collar de fideos; El zorro gris, el zorro blanco, el zorro colorado; Tendal y Celeste perfecto. El año pasado la revista "El niño Stanton" le dedicó un número especial, que incluye un ensayo sobre su obra. Para chicos escribió Nariz de Higo, y adaptaciones de cuentos clásicos infantiles en la colección A leer con pictogramas. También es coautora de los libros de lectura En patines 1, y Los libros del Caracol 1, 2 y 3.

Poeta leída por Natalia Molina en el Segundo Festival de Poesía en la Escuela.  

Roberto Themis Speroni

 Elegía N

Botánica de amor, tus arboledas,
las hamacas de oro, los helechos,
las hojas de tu frente, tantas hojas,
tuyas de verde trémulo. La pulpa,
la noche, con sus bornes de diamante.
El ruido de los ojos. Esa puerta
cerrada desde abril. Un perro frío;
el error de la música moviendo
tantas habitaciones, tanto espacio
de sollozo interior. Amabas limpia.
Convencida de amor entre las cosas
de enlace cotidiano; no importaban
los días pulmonares, los volantes
cajones del invierno.
Sola, sola,
botánica inaudita, flor ilustre,
aristócrata dulce de la lluvia
mirando desde el último conflicto,
desde el último pájaro. Y los meses.
Y la ciudad crujiendo lejos de ti,
sudando como un muerto envuelto en lana,
paralítica, triste.
No despiertes.
Aquí soy un alambre de cianuro,
Un eléctrico enfermo que vigila,
ulcerado, comido por el tiempo,
mientras me inyectan agua de tu sombra,
luz de tu corazón, perdido siempre.

(de Elegías alfabéticas, 1975)

Roberto Themis Speroni, Nació en La Plata el 29 de septiembre de 1922. Colaboró en diversos diarios y revistas locales. Fue fundador de "El potro al viento" e integrante del grupo de las "Ediciones del Bosque". Dio conferencias y recitales en el Círculo de Periodistas, en La Prensa e instituciones culturales. Falleció en City Bell, Buenos Aires, el 28 de septiembre de 1967. Ha publicado los libros de poesía Habitante Único (1945),Gavilla de Tiempo (1948), Tentativa en la Luz (1951), El Tatuaje en el viento (1959), Padre Final (1964), El poeta en el hueso del invierno y Paciencia por la muerte. 

Poeta leído por José María Pallaoro en el Segundo Festival de Poesía en la Escuela.

Jorge García Sabal


 Sitio

Hice bien.
Esta noche tapé la jaula de los pájaros,
dejé sin luz a los peces que dormían
cautivos de un solo ojo, eché
por la escalera, junto con su última vida,
al gato.
Hice todo bien.
Ahora estoy solo y Billie Holiday me dice,
hamacándome, la voz llena de pasto y agria,
un cuento para dormir, un sueño. Ella
dice y cuenta cosas que conozco, hamacándome,
suave, solos.

Ahora amanece, es el día de siempre.
Me hamaco. Estoy solo. Hice bien, todo bien.


Jorge García Sabal, nació en Balcarce en 1948. Murió en Buenos Aires en 1996. Publicó: El Fuego de las aguas, 1979 (Premio Fondo Nacional de las Artes, 1978); Figura de baile, 1981; Mitad de la vida, 1983 (Primer premio Certamen de Poesía “Miguel Hernández”, 1982); Lugares propios, 1987; Tabla Rasa, 1991 (Premio “La Nación”, 1990; Jurado: Octavio Paz, Olga Orozco, Enrique Molina, Roberto Juarroz, Jorge Cruz); Satura. 1994;  Antología Poética, 1996.

Poeta leído por Angela Pradelli en el Segundo Festival de Poesía en la escuela.

Jorge Spíndola

  
LOS DOS ZAPATOS EN EL AIRE

una amiga mía dice

que es difícil ser poeta
que es un peligro andar
mostrando las costillas por la calle
o en un libro
yo le digo que no que no es difícil
más jodido es ser acróbata
o albañil en las alturas


no es difícil escribir

lo difícil es no caerse para arriba
o para abajo


que eso fue lo que le pasó al finado Justo Cárdenas

por ejemplo el llegaba en pedo a la obra
y se ponía revocar con un pie afuera del andamio
hacía equilibrio
y un día se ve que se olvidó
y apoyó los zapatos en el aire


el resto ya se sabe

Justo está enterrado dos metros bajo tierra
y sus hijas dicen que Justo está en el cielo


no es difícil ser poeta



(yo escribo palabras al borde del andamio)

 
Jorge Spíndola, nació en Comodoro Rivadavia, Chubut, en 1961. Vive actualmente en Trelew. Publicó Matame si no te sirvo (Ultimo Reino, 1994), Calles laterales (Ediciones del Sur del Mundo 2002) que recibió el Premio Fondo Nacional de las Artes, Jerez Volcado (Editorial El Suri Porfiado, Buenos Aires, 2008) y Breve Antología Poética Personal, publicado por el Plan Nacional de Lectura (Ministerio Educación de la Nación. Buenos Aires, 2007). Además de poeta es fotógrafo, y animador cultural, organizador del Encuentro de Culturas del Sur del Mundo, que se realiza anualmente en Trelew (Chubut).

Poeta leído por Miguel Martínez Neón en el Segundo Festival de Poesía en la Escuela.

Paul Celan


Ciégate para siempre...
De "Cambio de aliento" 1967
  Ciégate para siempre:
también la eternidad está llena de ojos-
allí
se ahoga lo que hizo caminar a las imágenes
al término en que han aparecido,
allí
se extingue lo que del lenguaje
también te ha retirado con un gesto,
lo que dejabas iniciarse como
la danza de dos palabras sólo hechas
de otoño y seda y nada.


Paul Anczel; (Czernowitz, 1920 - París, 1970) Poeta alemán. A causa de su origen judío, la invasión de su región natal por las tropas alemanas lo condenó a un campo de concentración. Logró huir a la U.R.S.S. y permaneció allí hasta el final de la guerra. Los traumas de la persecución durante la guerra y del asesinato de sus padres en un campo de exterminio nazi inciden en algunas de las composiciones de su primer libro de poemas, Adormidera y memoria (Mohn und Gedächtnis, 1952), articulado en cuatro partes y al que pertenece la célebre Fuga de la muerte, expresión conmovedora del destino del pueblo judío. Tras la publicación de títulos como De umbral en umbral (1955), Rejas de lenguaje (1959) y La rosa de nadie (1963), esenciales dentro del conjunto de su obra, aparecieron Cambio de aliento (1967), Coacción luminosa (1970) y, póstumamente Finca del tiempo (1976), donde la condensación y el despojamiento verbal alcanzan sus más altas cotas. Destacan asimismo sus versiones de poesía francesa (Valéry, René Char), italiana (Ungaretti) y rusa (Esenin, Mandelstam) al alemán. En 1960 le fue concedido el prestigioso premio Georg Büchner de las letras alemanas.Se suicidó arrojándose al Rio Sena. 

Poeta leído por Javier Galarza en el Segundo Festival de Poesía en la Escuela 

Gonzalo Rojas


Al silencio

Oh voz, única voz: todo el hueco del mar,
todo el hueco del mar no bastaría,
todo el hueco del cielo,
toda la cavidad de la hermosura
no bastaría para contenerte,
y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera
oh majestad, tú nunca,
tú nunca cesarías de estar en todas partes,
porque te sobra el tiempo y el ser, única voz,
porque estás y no estás, y casi eres mi Dios,
y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro.



Asma es amor
                     A Hilda, mi centaura

Más que por la A de amor estoy por la A
de asma, y me ahogo
de tu no aire, ábreme
alta mía única anclada ahí, no es bueno
el avión de palo en el que yaces con
vidrio y todo en esas tablas precipicias, adentro
de las que ya no estás, tu esbeltez
ya no está, tus grandes
pies hermosos, tu espinazo
de yegua de Faraón, y es tan difícil
este resuello, tú
me entiendes: asma
es amor.

Gonzalo Rojas, Poeta chileno nacido en Lebu, Arauco, en 1917. Estudió Derecho y Literatura en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Fue profesor de Estética Literaria  y Jefe del Departamento de Castellano en la Universidad de Concepción. Ejerció la docencia  en Utah, EE.UU., Alemania  y Venezuela. Organizó a partir de 1958 los famosos Congresos de Escritores en Concepción,  reuniendo lo más selecto de la literatura latinoamericana. Fue diplomático en China y Cuba. Perteneció al grupo surrealista reunido en torno a la  Revista Mandrágora, 1938 - 1943. Recibió numerosos premios internacionales, entre los que se cuentan: Premio Sociedad de Escritores de Chile por «Poesía Inédita» 1946, Premio Reina Sofía de poesía de España, Premio Octavio Paz de México y José Hernández  de Argentina, además del Premio Nacional de Literatura de Chile en 1992 y del Premio Cervantes de Literatura 2003. Luego de una corta enfermedad, falleció el 25 de abril de 2011.

Poeta leído por Samuel Bossini en el Segundo Festival de Poesía en la Escuela. 

Humberto Costantini

 

Inmortalidad 
Ocurre simplemente que me he vuelto inmortal.
Los colectivos me respetan,
Se inclinan ante mí,
Me lamen los zapatos como perros falderos.

Ocurre simplemente que no me muero más.
No hay angina que valga,
No hay tifus, ni cornisa, ni guerra, ni espingarda,
Ni cáncer, ni cuchillo, ni diluvio,
Ni fiebre de Junín, ni vigilantes.
Estoy del otro lado.
Simplemente, estoy del otro lado,
De este lado,
Totalmente inmortal.

Ando entre olimpos, dioses, ambrosías,
Me río, o estornudo, o digo un chiste
Y el tiempo crece, crece como una espuma loca.

Qué bárbaro este asunto
De ser así, inmortal,
Festejar nacimiento cada cinco minutos,
Ser un millón de pájaros,
Una atroz levadura.
Qué escándalo caramba
Este enjambre de vida,
Esta plaga llamada con mi nombre,
Desmedida, creciente,
Totalmente inmortal.

Yo tuve, es claro, gripes, miedos,
Presupuestos,
Jefes idiotas, pesadez de estómago,
Nostalgias, soledades,
Mala suerte…
Pero eso fue hace un siglo,
veinte siglos,
cuando yo era mortal.
Cuando era
Tan mortal,
Tan boludo y mortal,
Que ni siquiera te quería,
Date cuenta.

 

Humberto Costantini, cuentista, novelista y autor teatral, nació en 1924 y falleció el 7 de junio de 1987. Militante del PRT-ERP, hijo único de inmigrantes judíos italianos, sus días transcurrieron en el barrio de Villa Pueyrredon. Egresado en la carrera de veterinaria, este oficio no fue el único en su vida: ceramista, investigador y vendedor fueron sus labores mientras escribía y corregía con una disciplina y “atornillado a la silla”, como a él le gustaba decir. Desde 1963, y hasta 1975, publicó Un señor alto, rubio, de bigotes, Tres monólogos, Más cuestiones con la vida, Una vieja historia de caminantes, Háblenme de Funes, Los héroes de Trelew, y Bandeo. En 1976 se exilió en México. Regresó al país en enero de 1984. Su novela De dioses, hombrecitos y policías recibió el premio Casa de las Américas en 1979, y fue traducida al inglés, alemán, hebreo y búlgaro. Con su muerte quedó inconclusa su novela Rapsodia de Raquel Liberman.

Poeta leído por Jimena Arnolfi en el Primer Festival de Poesía en la escuela. 

Paco Urondo


MILONGA DEL MARGINADO PARANOICO
de Poemas póstumos

Parece mentira
que haya llegado a tener
la culpa de todo lo que ocurre
en el mundo; pero es así. Han tratado
de disuadirme psicólogos y sociólogos de mi tiempo,
me han dado razones de peso técnico largamente
formuladas y
parcialmente ciertas. Pero
yo sé que soy culpable de los dolores
que aquí siento y recorren el mundo; de las soledades
que lo van vaciando: quisiera saltar
como Juan L. Ortiz, vociferar
como Oliverio Girondo, pero: primero, ellos me ganaron
de mano; segundo, no me sale bien y aquí
empieza todo nuevamente: otro sufrimiento
igual a diapasones y recursos
que conozco perfectamente y que no vale la pena
repetir: primero, para no emularlos; segundo, porque
tendré que ir
reconociendo que no he sabido
hacerme entender. Y esto es agudo como un ataque
que nos traga la lengua; pido entonces disculpas
por la mala impresión, por las exageraciones.

Francisco "Paco" Urondo, nació en Santa Fe en 1930. Poeta, periodista, académico y militante político, dio su vida lunchando por el ideal de una sociedad más justa. Su obra poética comprende Historia antigua (1956), Breves (1959), Lugares (1961), Nombres (1963), Del otro lado (1967), Adolecer (1968) y Larga distancia (antología publicada en Madrid en 1971). Ha publicado también los libros de cuentos Todo eso (1966), Al tacto (1967); Veraneando y Sainete con variaciones (1966, teatro); Veinte años de poesía argentina (ensayo, 1968); Los pasos previos (novela, 1972), y en 1973, La patria fusilada, un libro de entrevistas sobre la masacre de Trelew del '72. Es autor en colaboración de los guiones cinematográficos de las películas Pajarito Gómez y Noche terrible, y ha adaptado para la televisión Madame Bovary de Flaubert, Rojo y Negro de Stendhal y Los Maïas de Eça de Queiroz. En 1968 fue nombrado Director General de Cultura de la Provincia de Santa Fe, y en 1973, Director del Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Como periodista colaboró en diversos medios del país y del extranjero, entre ellos, Primera Plana, Panorama, Crisis, La Opinión y Noticias. Murió en Buenos Aires en junio 1976, enfrentando a la genocida dictadura militar. 

Poeta leído por Cecilia Eraso en el Primer Festival de Poesía en la escuela:

Leónidas Escudero

La Medecina

Les diré que me encuentro adolorido
por mujer que me desposeyó de ella,
quitó lo que me daba
y me en casi sin aire deja
o como naranja sprimida.
Me deshojó de su árbol como si a usté
de pronto lo dejan sin agarrarse de algo,
como que se me cayeran los pantalones
en medio de un baile como de urgencia
necesitar ir a mear y no hallar dónde.
Así de desvalido.
Me hice ver con un méico y recetó
el desapego hombre, el desapego,
cambie de costumbres póngase
una tela metálica al pecho
así no se le incrustan mariposas dañinas.
En ningún peor caso me he visto;
pero aseguran los intrusos ques buena medecina
visitar lejanos países. Bien,
¿pero a dónde he ir que no mesté sperando
la susodicha esa para castigarme
solamente porque la quiero?


Jorge Leonidas Escudero nació en la provincia de San Juan en 1920. Abandonó sus estudios de agronomía y se dedicó a la minería, para así adentrarse en las montañas sanjuaninas, en búsqueda de metales y piedras preciosas. Como escritor su primera publicación llegó tardía, recién a sus cincuenta años, de la mano de "La raíz en la roca". Obtuvo primeros premios en diversos concursos, recibiendo distinciones de importantes entidades culturales de la región de Cuyo. Poemas suyos se encuentran en lugares públicos como el Monumento al Minero, en la plaza de la ciudad de La Toma, en San Luis. Compuso canciones folclóricas, recopiladas en Aires de cordillera (San Juan, 1994), musicalizadas por José Luis Aguado Castro. 

Poeta leído por Claudia Prado en el Primer Festival de Poesía en la escuela: 

Oliverio Girondo

El puro no
de En la Masmédula

El no
el no inóvulo
el no nonato
el noo
el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan
y nooan
y plurimono noan al morbo amorfo noo
no démono
no deo
sin son sin sexo ni órbita
el yerto inóseo noo en unisolo amódulo
sin poros ya sin nódulo
ni yo ni fosa ni hoyo
el macro no ni polvo
el no más nada todo
el puro no
sin no


Olvierio Girondo, Poeta argentino nacido en Buenos Aires en 1891, en el seno de una familia adinerada que le procuró una esmerada educación en importantes centros educativos europeos. Estudió Derecho, y muy pronto, a raíz de sus contactos con los poetas exponentes de la vanguardia europea,  publicó en 1922 su primer libro de poemas, «Veinte poemas para ser leídos en el tranvía», seguidos luego por  «Calcomanías» en 1925,  «Espantapájaros» en 1932, «Persuasión de los días» en 1942, «Campo nuestro» en 1946  y «En la masmédula» en 1954, obra que  constituye en su trabajo más audaz en el campo de la poesía. Al iniciarse la década de los años cincuenta, guiado por su interés en las artes plásticas, incursionó en la pintura  con una marcada tendencia surrealista, gracias a su profundo conocimiento de la pintura francesa.  En 1961 sufrió un grave accidente que le disminuyó sus condiciones físicas.  En 1965 viajó por última vez a Europa  y a su regreso a Buenos Aires,  falleció en 1967. 

Poeta leído por Griselda García en el Primer Festival de Poesía en la Escuela:


César Vallejo

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos,
como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,
como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! 

César Abraham Vallejo Mendoza nació en Perú en 1892 y falleció en París en 1938. Poeta y escritor peruano considerado entre los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX.  Publicó en Lima sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), y Tricle (1922) obra que significa ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial. En 1923 dio a la prensa su primera obra narrativa: Escalas, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese mismo año partió hacia Europa para no volver más a su patria. Se dedicó al periodismo, la traducción y la docencia. En esta última etapa de su vida no publicó libros de poesía, aunque escribió una serie de poemas que serían publicados póstumamente. Publicó en cambio, libros en prosa: la novela proletaria o indigenista El tungsteno (Madrid, 1931) y el libro de Crónicas de Rusia en 1931 (Madrid, 1931). Sus poemas póstumos fueron agrupados en dos poemarios: Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz (1939) publicados gracias al empeño de su viuda, Georgette Vallejo. La poesía reunida en estos últimos poemarios es de corte social, con esporádicos temas de posición ideológica y profundamente humanos. 

Poeta leído por Marcelo Carnero en el Primer Festival de Poesía en la Escuela 

Baldomero Fernández Moreno



Setenta balcones y ninguna flor
  
Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?

La piedra desnuda de tristeza
¡dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta lleno de ilusiones?

¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?

Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá una clave...

¡Setenta balcones y ninguna flor!


Baldomero Fernández Moreno, (Buenos Aires, 1886 - 1950) Poeta argentino, considerado uno de los más importantes exponentes de la corriente o tendencia denominada sencillismo.Fue colaborador en periódicos y revistas, obtuvo el Premio Nacional y el Municipal de Literatura y fue miembro de la Academia Argentina de Letras. Fernández Moreno dio su propia versión de una poesía ciudadana y porteña; con su primer libro, Las iniciales del misal (1915), obra ya madura, señaló un alejamiento de las características más ostentosas del modernismo a favor de una lírica llana, realista, sin patetismo ni delectación metafórica, lo que se denominó sencillismo. A su vez, posee una fuerte influencia tanto del realismo como del impresionismo y el expresionismo. 
Entre sus obras figuran Intermedio provinciano (1916), Ciudad (1917), Por el amor y por ella (1918), Campo argentino (1919), Versos de Negrita (1920), Nuevos poemas (1921), Canto de amor, de luz y de agua (1922), Mil novecientos veintidós (1922), El hogar en el campo (1923), Aldea española (1925), El hijo (1926), Décimas (1928), Último cofre de Negrita (1929), Sonetos (1929), Cuadernillos de verano (1931), Dos poemas (1935), Seguidillas (1936), Romances (1936), Continuación (1938), Yo médico, yo catedrático (1941), Buenos Aires (1941), San José de Flores (1943), La mariposa y la viga (1947).

Poeta leído por Rodolfo Edwards en el Primer Festival de Poesía en la escuela. 

Juan Carlos Bustriazo Ortiz


 
Te regalé unas cuentas indias
de Elegías de la piedra que canta, 1969

y había un color de aroma hereje tan sobre mi caía el
cielo amarilleaba su piel verde yo sé que labro joya
oscura sólo por vos que me la entiendes porque a vos
te hablo en esta piedra enrumorada de caldenes quién
sino vos me la naciste y en quién sin vos ella se mece
te di en la tierra qué colores sonorositos magamente
remotas gemas de collares ascuas de piedras de otras
gentes besos de piedras recobradas entre tus manos
vieja fiebre alegría vieja o amoríos de aquella aquel que
están sin frente te regalé gualicheríos piedras de dulces

              redondeles


Juan Carlos Bustriazo Ortiz, nació en La Pampa el 3 de Diciembre de 1929 y falleció en la misma ciudad el 1 de junio de 2010. A la edad de diecinueve años, se desempeñó como radiotelegrafista. Debido a esto, realizó varios viajes por el oeste de su provincia. Cuando regresó a su ciudad natal, comenzó a trabajar de corrector y linotipista en el diario La Arena, hasta que derivó hacia su única pasión: la poesía. Lírico por excelencia, Bustriazo es la voz más auténtica y original de La Pampa. Mucha de su vasta obra se encuentra sin publicar, y algunos de sus poemas fueron musicalizados, pasando a integrar el repertorio folclórico pampeano. Autor de más de ochenta títulos, la mayor parte de la misma se encuentra inédita, se publicaron a la fecha seis títulos: Elegías de la Piedra que Canta (1969), Aura del estilo (1970), Unca Bermeja (1984), Los Poemas Puelches y Quetrales (1991), Libro del Ghenpín (2004). 

Poeta leído por Sergio de Matteo en el Primer Festival de Poesía en la Escuela. 

Fabián Casas


Un plástico transparente
Abrí la puerta y te estabas bañando.
Los vidrios empañados, el ruido del agua
detrás de las cortinas,
las cosas esenciales instaladas
fuera de la razón.
Me llamaste, acercaste la cara
y nos besamos a través del plástico
transparente: fue un instante.
Las parejas y las revistas literarias
duran casi siempre dos números.
Sin embargo, de a poco,
le fuimos ganado terreno al río:
días interminables en los que el caos
tomaba tu forma para envolverme mejor.



Fabián Casas, nace el 7 de abril de 1965, en la ciudad de Buenos Aires. Narrador, ensayista y periodista, es una de las figuras destacadas de la llamada "Generación del '90".  En 1984 comienza a cursar la carrera de Filosofía y en 1985 publica su primer libro de poemas "Otoño, poemas de desintoxicación y tristeza". Trabaja como periodista en diario Clarín, en el diario deportivo Olé, y en la revista deportiva El Gráfico. Su carrera literaria se inicia con la fundación de la revista de poesía 18 Whiskys. Posteriormente publica los libros de poesía "Tuca", "El salmón", "Pogo", "Bueno, eso es todo", "Oda", y "El spleen de Boedo". En prosa publica la novela "Ocio" y el libro de cuentos "Los Lemmings y otros" que reúne siete relatos y un apéndice con datos complementarios sobre ‘El bosque pulenta’, uno de los textos centrales de la serie. Publica también la novela corta "Veteranos del pánico" y el ensayo "Matas de pasto" (Eloisa Cartonera).

Poeta leído por Francisco Marzioni en el Primer Festival de Poesía en la Escuela. 

Arnaldo Calveyra



De Obra reunida, Adriana Hidalgo Editora

Olía triste. Nos llegaba la voz antes que el cuerpo, su voz cansada por el bajo. Y en la callecita, esa voz se callaba, los paraísos, para que la hilacha del cuerpo se detuviera atónita, se quedara mirándonos esperarla, su renguera se llevaba bien con el mentón.

Era tan triste esa llegada.

Y entonces no era una voz sino un velorio, un velorio con inacabables migas de pan sobre la falda.
 

Arnaldo Calveyra nació en Mansilla, provincia de Entre Ríos (Argentina), en 1929. Reside en París desde 1961. Publicó los libros de poemas Cartas para que la alegría, Iguana, iguana, El hombre del Luxemburgo, Diario del fumigador de guardia y Libro de las mariposas; la novela La cama de Aurelia; el libro de relatos El origen de la luz; y el ensayo Si la Argentina fuera una novela. Varias de sus obras de teatro (Latin American Trip¸ Moctezuma, y Cartas de Mozart) fueron representadas en Argentina y en el extranjero. La mayor parte de su obra ha sido traducida al francés y editada por la editorial Actes de Sud. Recibió la condecoración de Commandeur de l'Ordre des Arts et des Lettres, otorgada por el Ministerio de Cultura francés.

Poeta leído por Guadalupe Wernicke en el Primer Festival de Poesía en la Escuela

Clarice Lispector


 
SI YO FUERA YO 
de Revelación de un Mundo 
Cuando no sé dónde guardé un papel importante y la búsqueda se revela inútil, me pregunto: ¿si yo fuera yo y tuviera un papel importante para guardar, qué lugar elegiría? A veces resulta. Pero muchas veces me quedo tan presionada por la frase “si yo fuera yo”, que la búsqueda del papel se vuelve secundaria, y empiezo a pensar. Mejor dicho, a sentir. Y no me siento bien. Pruebe: si usted fuera usted, ¿qué haría? De inmediato uno se siente intimidado: la mentira en que nos acomodamos resultó ligeramente corrida del lugar donde se había acomodado. Sin embargo, ya leí biografías de personas que de repente pasaban a ser ellas mismas, y cambiaban por completo de vida. Creo que si yo fuera realmente yo, los amigos no me saludarían en la calle porque incluso mi fisonomía estaría cambiada. ¿Cómo? No sé. La mitad de las cosas que yo haría si fuera yo, no las puedo contar. Creo, por ejemplo, que por cierto motivo acabaría presa en la cárcel. Y si yo fuera yo daría todo lo que es mío, y confiaría el futuro al futuro.“Si yo fuera yo” parece representar nuestro mayor peligro al vivir, parece la entrada nueva a lo desconocido. Pero tengo la intuición de que, pasadas las primeras llamadas locuras de la fiesta que sería, tendríamos al final la experiencia del mundo. Bien sé, experimentaríamos finalmente a pleno el dolor del mundo. Y nuestro dolor, aquel que aprendimos a no sentir. Pero también seríamos a veces invadidos por un éxtasis de alegría pura y legítima que no logro adivinar. No, creo que ya estoy de algún modo adivinándola porque me sentí sonriendo y también sentí una especie de pudor, el que se tiene ante lo que es muy grande.

Clarice Lispectornarradora brasileña nacida en Ucrania en 1920, de pequeña se trasladó con su familia a Recife. Después se instaló en Río de Janeiro, donde estudió derecho. Estuvo en Nápoles, trabajando en el hospital de la Fuerza Expedicionaria Brasileña, y después en Suiza y Estados Unidos. Su primera novela, escrita a los 24 años, Cerca del corazón salvaje (1944) la hizo merecedora del premio Graça Aranha. Después de publicar La manzana en la oscuridad (1961), despertó el interés de la crítica literaria, que la situó, junto con João Guimarães Rosa, en el centro de la ficción de vanguardia. En el contexto de la nueva literatura brasileña, su obra se destaca por la exaltación de la vivencia interior y por el salto de lo psicológico a lo metafísico. De su vasta producción literaria, desde La ciudad sitiada (1949) hasta La bella y la bestia (1979), merecen recordarse los cuentos Lazos de familia (1960, traducidos al español por Cristina Peri Rossi en 1988), La legión extranjera (1964), y las novelas La imitación de la rosa (1973), Agua viva (1977), La hora de la estrella (1977) y Un soplo de vida (póstuma, 1978). Murió en Río de Janeiro en 1977. 

Leído por Claudia Masin en el Primer Festival de Poesía en la Escuela:


Jacobo Regen



UMBROSO MUNDO
De Umbroso Mundo, 1971

Hay jardines que no tienen ya países
Georges Schehadé

Umbroso mundo,
seguiremos siempre
poblando de fantasmas verdaderos
tus países ausentes.
Así, lejos de todo,
crecerá en el olvido un árbol verde
a cuya sombra vamos a dormirnos
hasta que alguna vez el sueño nos despierte.


Jacobo Regen, nació en la provincia de Salta en 1935. Su poemario El vendedor de tierras obtuvo el Primer Premio de Poesía  del concurso anual para autores éditos de su provincia (1984). Otros de sus libros de poesías son: Seis Poemas (1962), Canción del ángel (1964) y Umbroso mundo (1971). En 1991 se edita el poemario Poemas Reunidos.

Poeta leído por Carlos Juárez Aldazábal en el Primer Festival de Poesía en la Escuela. 

Miguel de Cervantes Saavedra


Don Quijote de la Mancha- II Parte- Capítulo 4

[...]

-Así es, sin duda -dijo Sansón-; pero, ¿qué se hicieron los cien escudos?; ¿deshiciéronse?

Respondió Sancho:

-Yo los gasté en pro de mi persona y de la de mi mujer, y de mis hijos, y ellos han sido causa de que mi mujer lleve en paciencia los caminos y carreras que he andado sirviendo a mi señor don Quijote; que si, al cabo de tanto tiempo, volviera sin blanca y sin el jumento a mi casa, negra ventura me esperaba; y si hay más que saber de mí, aquí estoy, que responderé al mismo rey en persona, y nadie tiene para qué meterse en si truje o no truje, si gasté o no gasté; que si los palos que me dieron en estos viajes se hubieran de pagar a dinero, aunque no se tasaran sino a cuatro maravedís cada uno, en otros cien escudos no había para pagarme la mitad; y cada uno meta la mano en su pecho, y no se ponga a juzgar lo blanco por negro y lo negro por blanco; que cada uno es como Dios le hizo, y aun peor muchas veces. 

[...]
Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, España, 1547-Madrid, 1616) Escritor español. Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo de Cervantes, y de Leonor de Cortinas, vivió una infancia marcada por los acuciantes problemas económicos de su familia, que en 1551 se trasladó a Valladolid, a la sazón sede de la corte, en busca de mejor fortuna. En 1584 casó con Catalina Salazar de Palacios, y al año siguiente se publicó su novela pastoril La Galatea. En 1587 aceptó un puesto de comisario real de abastos que, si bien le acarreó más de un problema con los campesinos, le permitió entrar en contacto con el abigarrado y pintoresco mundo del campo que tan bien reflejaría en su obra maestra, el Quijote, que apareció en 1605. El éxito de este libro fue inmediato y considerable, pero no le sirvió para salir de la miseria. Al año siguiente la corte se trasladó de nuevo a Valladolid, y Cervantes con ella. El éxito del Quijote le permitió publicar otras obras que ya tenía escritas: los cuentos morales de las Novelas ejemplares, el Viaje del Parnaso y Comedias y entremeses.

Fragmento leído por Juan Esteban Linares en el Primer Festival de Poesía en la Escuela: 

Rudyard Kipling

NO DESISTAS

Cuando vayan mal las cosas
como a veces suelen ir,
cuando ofrezca tu camino
solo cuestas que subir,
cuando tengas poco haber
pero mucho que pagar,
y precises sonreír
aun teniendo que llorar,
cuando ya el dolor te agobie
y no puedas ya sufrir,
descansar acaso debes
¡pero nunca desistir!

Tras las sombras de la duda
ya plateadas, ya sombrías,
pude bien surgir el triunfo
no el fracaso que temías,
y no es dable a tu ignorancia
figúrate cuan cercano,
pueda estar el bien que anhelas
y que juzgas tan lejano.

Lucha, pues por mas que tengas
en la brega que sufrir,
cuando todo este peor,
mas debemos insistir.

Rudyard Kipling, nació en Bombay, India, en 1865 y falleció en Londres en 1936. Narrador y poeta inglés, controvertido por sus ideas imperialistas y uno de los más grandes cuentistas de la lengua inglesa. A los seis años fue enviado a Inglaterra, donde estudió en el United Services College de Westward Ho, en Devonshire, ambiente que luego describió en la novela Stalky C. Entre la India e Inglaterra, a los veintiún años publicó su primer libro, Departmental Ditties (1866), colección de versos de circunstancias, y a los veintidós el primer volumen de narraciones, Cuentos simples de las colinas (1887), al que siguieron, en 1888-89, otros seis: Tres soldados, Bajo los cedros deodaras, El rickshaw fantasma, La historia de los Gadsby, En blanco y negro y El pequeño Guillermo Winkie. En Inglaterra publicó también una colección de baladas, Canciones de cuartel (1892), que, junto con los versos siguientes de Siete mares (1896) y de Las cinco naciones (1903), inspirados en las épicas empresas de la estirpe anglosajona y en sus fieles centinelas esparcidos por todos los lugares de la Tierra, su poderío industrial y colonial y sus glorias marineras, hizo de Kipling el poeta del triunfante imperialismo británico de la época victoriana.

Poeta leído por Alejandro Méndez en el Primer Festival de Poesía en la Escuela.

Marosa di Giorgio


Anoche, volvió, otra vez, La Sombra; aunque ya habían pasado...
De "Los papeles salvajes" 1971
 
 
Anoche, volvió, otra vez, La Sombra; aunque ya habían pasado
cien años, bien la reconocimos. Pasó el jardín violetas,
el dormitorio, la cocina; rodeó las dulceras, los platos blancos
como huesos, las dulceras con olor a rosa.
Tomó al dormitorio, interrumpió el amor, los abrazos; los que
que estaban despiertos, quedaron con los ojos fijos; soñaban,
igual la vieron.
El espejo donde se miró o no se miró, cayó trizado. Parecía
que quería matar a alguno. Pero, salió al jardín. Giraba, cavaba,
en el mismo sitio, como si debajo estuviese enterrado un muerto.
La pobre vaca, que pastaba cerca de la violetas, se enloqueció,
gemía como una mujer o como un lobo. Pero, La Sombra se fue volando,
se fue hacia el sur. Volverá dentro de un siglo.



Marosa di Giorgio (Uruguay, 1932-2004) Poeta uruguaya nacida en Salto. Descendiente de inmigrantes italianos y vascos, está considerada una de las voces más singulares de Latinoamérica. Debutó en 1954 con su libro Poemas. A éste siguieron Humo (1955), Druida (1959), Historial de las violetas (1965), Magnolia (1968), La guerra de los huertos (1971), Está en llamas el jardín natal (1975), todas ellas recopiladas bajo el título de Papeles Salvajes; Clavel y tenebrario (1979), La liebre de marzo (1981), Mesa de esmeralda (1985), La falena (1989), Membrillo de Lusana (1989) y Diamelas de Clementina Médici (2000). Ha publicado también los libros de relatos eróticos en prosa, Misales (1993) y Camino de las pedrerías (1997), así como Reina Amelia (1999), su primera y única novela. 

 Poeta leída por Catalina Boccardo en el Primer Festival de Poesía en la Escuela y por Romina Freschi en el Segundo Festival de Poesía en la Escuela. 

Leo Masliah


un día yo quise saber si la quería
y fui a buscar alguna flor de margarita
no pude hallar ninguna pero en un baldío
encontré una flor que no conocía
me puse a deshojarla
y hete aquí lo que me salió:

yo te quiero alegre, yo te quiero triste
te quiero llorando de felicidad
te quiero angustiada frenéticamente
loca de contenta, muerta de ansiedad

yo te quiero enferma, yo te quiero sana
quiero que padezcas de buena salud
quiero que disfrutes tus enfermedades
en el lecho cómodo de tu ataúd

yo te quiero en broma, yo te quiero en serio
te quiero conmigo, te quiero sin mí
yo te quiero en serie o en artesanía
te quiero desde la hache hasta la i

yo te quiero sobria, yo te quiero en curda
me gustas de una manera general
con el corazón o con la vena cava
te quiero con estudiasmo visceral

quiero que me vengas con una bandeja
yo te quiero libre. te quiero encerrar
yo te quiero cerca, yo te quiero lejos,
yo te quiero viva, te quiero matar

yo te quiero aparte, yo te quiero en negro
yo te quiero santa, yo te quiero infiel
yo te quiero virgen, yo te quiero monja
yo te quiero trabajando en un burdel

yo te quiero tanto, yo te quiero, tonta,
yo te quiero, tómalo o dejálo
yo te quiero en contra de mis sentimientos
yo te quiero y no te estoy hablando de amor

...

9 DE JULIO (de "12 cuentos")
Buenos Aires, Argentina. Día de sol. Avenida 9 de Julio. Semáforo rojo. Se junta gente que quiere cruzar. Enfrente también. El semáforo demora. Viene más gente por ambos bandos. Cada destacamento mira firmemente el semáforo opuesto, haciendo acopio de fuerzas. “Ánimo, muchachos”, dice un individuo a sus compañeros de acera, “ya llegará el día en que podamos cruzar”. Los demás lo reconocen inmediatamente como su líder. “Quizás algunos mueran en la empresa”, sigue diciendo él, “pero esos quedaran para siempre en nuestros corazones”. El semáforo continúa en el rojo. En frente, el bando contrario designó como líder a una mujer. Su aparatoso tren delantero la hace especialmente apta para violentos impactos frontales con peatones de sentido opuesto. “Estamos contigo, Tatiana” le gritan algunos. “Ese no es mi nombre” contesta ella, pero igualmente lo asume, como Wojtila el de Juan Pablo. Desde enfrente, el otro líder la mira, y le muestra el dedo medio de su mano derecha. Sus camaradas, hombres y mujeres, lo imitan. Algunos tienen binoculares y eligen contra quien van a chocar. Otros despliegan la navaja de su alicate, y la exhiben a modo de proa. De pronto, semáforo amarillo. Un estudiante, de los de Tatiana, pregunta si puede pintar de azul el vidrio amarillo del semáforo que está de su lado, para que quede verde y los del bando contrario, al tratar de cruzar, sean apisonados por los coches. La jefa le pide paciencia, y le asegura que a su debido tiempo ningún adversario quedará en pie. El estudiante recita a García Lorca “verde que te quiero verde”. Por fin el semáforo cambia. “A ellos”, grita el líder de enfrente, “hay que enterrarlos en el asfalto; el sol esta de nuestra parte y ya lo reblandeció un poco”. Ambas cohortes inician su marcha hacia la colisión. Tatiana se acomoda el corpiño. El otro líder acomoda a su gente por orden de altura. “Las mujeres y los niños primeros”, dice. Todos avanzan con paso resuelto. Los autos, inmóviles, observan el espectáculo, y una cuadrilla de niños marginales que habitualmente se dedica a limpiar los vidrios de los coches a cambio de monedas, está ahora levantando suculentas apuestas referidas al desenlace de la cruzada peatonal. Atención, faltan pocos metros. Ya está, ya está. Dos pasos, un paso. Y entonces, súbitamente, todos cambian radicalmente su actitud. Empiezan a pedirse permiso unos a otros y a esquivarse. Se acabó Tatiana. Apenas si se producen algunos roces totalmente inocuos. Nadie cae, nadie es aplastado. Todos llegan a destino, a las respectivas aceras de enfrente, y continúan los abúlicos trayectos que habrán de conducirlos al desempeño de sus estúpidas ocupaciones. Nadie recuerda su intención preliminar. Todos fingen civismo, qué cagones.


José Leo Maslíah, nació el 28 de julio de 1954 en Montevideo, Uruguay. Es músico y escritor. Como compositor e intérprete de música del género llamado "culto", participó en conciertos y grabaciones de música contemporánea uruguaya, argentina y de otros países. Editó, como solista, cerca de 40 trabajos discográficos y 40 libros, entre los que se cuentan novelas, recopilaciones de cuentos y obras de teatro. En 1994 fue nominado por la Fundación Konex entre las cien mejores figuras de las letras argentinas de la década 1984-1994. Varias de sus obras de teatro fueron estrenadas en Montevideo y Buenos Aires con puesta en escena del autor u otros directores.

Leído por Silvia Castro en el Primer Festival de Poesía en la Escuela.