lunes, 30 de abril de 2012

Francisco Madariaga


La profesora de química 
(Un poema de adolescencia)
 
Un aire de cedros verdes sobre las casas amarillas,
un sol de nieve de leche, ácidos y profesores de química:
está tan cáustico el aire entre las tablas del gabinete,
oh el zinc marrón hierro de las primeras casas
y los cedros encerrados entre paredes amarillas,
y mi sed sobre el aire y ese leve sol de agua pálida,
las municipalidades amarillas, el viento eterno entre los árboles,
y la profesora amarga de treinta y cinco años duros pero hermosos:
ojos nublados por un azul de laboratorios y oscuras prácticas,
sigue siendo la misma causticidad de labios duros,
y el vestido marrón ceñido de brillante madurez,
tan concentrada en tantos pálidos estudiantes de voces mediocres e infantiles.
Oh los dedos hermosos de ácidos y cristales y combustibles
que arden con colores rabiosos y tristes como yo
cuando la miro tan diluida, dura, hermosa;
ardiente, acaso, y dulce, en su lejano domicilio.

Francisco Madariaga, nació el 9 de septiembre de 1927. Hasta los 15 años de edad vivió entre esteros, lagunas, palmeras salvajes y los gauchos más arcaicos que aun quedan en la Cuenca del Plata. En este escenario pasó su infancia marcado por el idioma guaraní que nunca dejó de hablar ni bien llegado a su tierra. En Buenos Aires en 1951, se vinculó con los surrealistas poetas, pintores, escultores, cineastas y músicos que se nuclearon para publicar la revista “Letra y Línea”, cuyo primer numero apareció en 1954 bajo la dirección de Aldo Pellegrini. Desde 1954, año en que apareció su primer libro de poesía “El pequeño patíbulo”, se suceden 18 obras, entre las cuales se destacan: “Las jaulas del sol” (1959), “El delito natal” (1963), “Los terrores de la suerte” (1967), “El asaltante veraniego” (1968), “Tembladerales de oro” (1973), “Llegada de un jaguar a la tranquera” (1980), “Resplandor de mis bárbaras” (1985), “El tren casi fluvial” (segunda obra reunida 1988), “País garza real” (1997), “Aroma de apariciones” (1998), “Criollo del universo” (1998), “Solo contra dios no hay veneno” (1998). Falleció, después de una enfermedad de dos años, en la ciudad de Buenos Aires el 24 de septiembre de 2000.

Poesía leída por Claudio Linares en el Primer Festival de Poesía en la Escuela:



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